“Deslumbrante pesadilla” | EL ESPECTADOR

2023-02-15 16:16:58 By : Ms. Lin Li

Llega el Hay Cartagena con su catarata de palabras escritas, enlazadas una a una por diferentes escritores nacionales y extranjeros. Enlazadas una a una como con una aguja de crochet, para compartirnos historias y vivencias, algunas cargadas de violencia, o testimonios, o laberintos oníricos donde dejan vagar su imaginación los directores de cine.

Palabras unidas en sílabas, párrafos, capítulos, hoja a hoja pensadas, reflexionadas o vomitadas del interior de las tripas, o en poemas o música... Las palabras son las protagonistas.

Cuatro días que inundan Cartagena de libros y conversatorios, de corre corres para salir de uno y llegar a tiempo al otro, para abarrotar las mesitas de la plaza Santo Domingo y encontrarse para comentar, criticar o admirar, acompañando las charlas con una Kola Román, una Coca-Cola, y se mira el reloj para no llegar tarde a la charla siguiente.

Cuatro días de hormiguero humano variopinto, hombres, mujeres, jóvenes ataviados a “la última” o casuales, algunos “para dejarse ver”, otros para escuchar y aprender.

Hoteles, hosterías, casonas enormes o cuchitriles repletos.

Se mueven los libros, las ventas de collares, los sombreros, los taxis no dan abasto. Las sillas del Santa Clara no dan abasto, desde ellas se ven pasar los autores, las amistades, los periodistas, convirtiéndose en objetivo básico para “pistear”. Desde una de ellas me levanté para abalanzarme hacia Manuel Vilas y capturarlo para Oiga, Mire, Lea, en Cali, y así iniciar una gran amistad. Recuerdo también cuando perseguí a Ian Macwean y le confesé que pensaba que el era mujer, por su sensibilidad. O me lagartié una fotografía con Herta Müller y otra con Svetlana Alexievich después de llorar con sus libros.

Este año, además de los Premio Nobel de Física y Literatura, del productor de cine español Fernando León de Araona, Debora Levy (El hombre que lo vio todo), Richard Firth God-Behere (Homo Emoticus) viene una verdadera bomba. Se trata de la chilena Alia Trabucco Zeran con Limpia, como dice Fernando Melchor en la contracarátula (Qué deslumbrante pesadilla). Me lo leí, quedé impactada. Una fuerza salvaje, una prosa filuda que acuchilla, una historia aparentemente inofensiva, pero letal. Duele, toca, cuestiona.

Limpia, la verdadera bomba. Su autora: joven, chilena activista. La vida tiende a ser así: una gota, una gota, una gota, una gota, y luego nos preguntamos perplejos cómo es que estamos empapados.

La cita es desde el 26 al 29 de enero. Dejémonos empapar de esta catarata de palabras hiladas. Salimos diferentes, nadie queda medio preñado, les aseguro.